La AR es una enfermedad inflamatoria en la que el sistema inmune ataca a sus propios tejidos, incluidas las articulaciones, y en algunos casos más graves, puede atacar los órganos internos.1
Este padecimiento afecta tanto articulaciones pequeñas como medianas desde:
Muñecas
Codos
Manos
Rodillas
Tobillos
Hombros
Se calcula que alrededor del 40% de las personas que padece AR también experimenta síntomas en otras partes de su cuerpo,2 como pueden ser:3
Piel
Ojos
Corazón
Sistema nervioso
Pulmones
Sangre
Aparato musculoesquelético
Consulta a un especialista
Los signos más comunes de la AR son:4
Estos síntomas pueden afectar de manera física y emocional a los pacientes con AR, ya que algunos se ven obligados a dejar de trabajar, lo que puede originar complicaciones económicas y en muchos casos, detonar en una depresión.5
Los signos y síntomas de la AR pueden variar en gravedad e intensidad, e incluso por las características del paciente; por ello, la consulta y el diálogo con el reumatólogo son esenciales para un abordaje adecuado de la enfermedad en beneficio de tu bienestar físico y emocional.
La AR puede resultar difícil de diagnosticar, sobre todo cuando comienza, debido a que tiende a confundirse con otras enfermedades.6 A pesar de esto, su avance, puede controlarse, lo que implica una mejora en los síntomas y en tu calidad de vida.7
Para un control óptimo de la enfermedad, el diagnóstico oportuno es clave, por ello, se debe prestar especial atención a los síntomas y acudir con el reumatólogo de inmediato.8 Recuerda que es muy importante seguir las instrucciones de tu médico y no cambiar tu tratamiento sin su autorización previa.9
Conoce más
Aún no existe una cura para la AR, sin embargo, los avances médicos recientes han ayudado a retrasar de manera significativa el avance de la enfermedad.10
Recuerda que el objetivo del tratamiento es el control de los síntomas, el dolor y la inflamación, frenar el daño en tus articulaciones; incluso, en algunos casos, es posible restaurar las partes dañadas de tu cuerpo, lo cual te permitirá moverte mejor.
Mantener un diálogo constante con tu reumatólogo contribuirá al control de la AR y por consecuencia, tu calidad de vida se verá beneficiada, pues podrás mejorar la rigidez matutina, desempeñar tus actividades cotidianas sin dolor, ya no tendrás más fatiga y a la vez, vas a prevenir la aparición de otras enfermedades derivadas por complicaciones de la AR.